Ayer recibí el track de la Ultramaratón Valls de Mediona 2018 de este domingo. Es el momento de analizarlo y así poder hacerme una idea mental de lo que me espera. La suerte es que conozco la zona y la mayor parte del recorrido lo he hecho ya. Esa es una gran ventaja a la hora de planificar, ¡pero los pedales hay que darlos igual! Como he comentado anteriormente, los recorridos diseñados por Llibert Mill son sinónimo de técnica y dureza, y para muestra un botón: las dos subidas más duras del recorrido se encuentran justo al principio y al final: a medio kilómetro de la salida empieza una ascensión al Cim de Clivelleres de 4,95km al 6,2%. Y en el kilómetro 105, solo a 20km de meta, encontraremos la subida desde Pontons al Puig Castellar, 4,80km al 6,6%.
Para analizar el track y poder planificar la carrera utilizo diferentes herramientas. En primer lugar cargo el track en el software Land de Two Nav, que es donde suelo crear las rutas de montaña. En este software cuento con mapas de satélite (son ortofotos que se pueden descargar gratuitamente desde el Centro de Descargas del Centro Nacional de Información Geográfica) que me permiten identificar mejor las zonas por donde pasa el recorrido. También cargo tracks de otras rutas que he realizado en el pasado y que pasan por la misma zona. Esto me ayuda aún más a reconocer los tramos, en caso de duda, e incluso a hacerme una idea de lo que se puede tardar.
Otra herramienta importante que utilizo es el popular IBP Index. Cargando el track en la web de IBP obtendremos un análisis exhaustivo de todo el recorrido: podemos ver una tabla con todas las subidas, la distancia, el desnivel, el gradiente, etc. Incluso podemos seleccionar los tramos con gradientes determinados y marcarlos como waypoint para cargarlos en nuestro computador ciclista.

Lo que no nos muestra este análisis son otras características del terreno, por ejemplo si se trata de pistas anchas o bien senderos estrechos, o zonas técnicas. Para esto el conocimiento previo es fundamental. En un primer vistazo a las zonas que ya había recorrido ya he podido identificar zonas técnicas por las que he pasado anteriormente, y por tanto ya sé que puedo esperar. Sin embargo, en el caso de esta ultramaratón MTB, pasaré por sitios que son inéditos para mi. Esto es una constante del MTB de larga distancia, es muy habitual enfrentarse a tramos desconocidos, esto no es XCO, en el que damos vueltas a un circuito que podemos reconocer días antes de la prueba. Con el track disponible un miércoles y la carrera disputándose en domingo, no hay muchas oportunidades para el reconocimiento, a no ser que vivas en la zona u alrededores, en cuyo caso es probable que ya conozcas parte del recorrido.
Para planificar la alimentación y la hidratación durante la carrera también es importante situar los avituallamientos. En este caso, y exceptuando el primer avituallamiento, que encontraremos en el kilómetro 27, el resto de avituallamientos está separado por entre 15 y 19km, exceptuando un avituallamiento en el que solo habrá líquidos (y que sirve de desvío para la versión maratón) y que está solo a 8km del anterior avituallamiento. Con esta información, más la información que ya tenemos sobre nuestras necesidades de alimentación e hidratación, podremos decidir qué llevar durante la prueba. Aun teniendo en cuenta que se esperan temperaturas altas este próximo domingo (con máximas cercanas a los 30º en las horas centrales del día), he decidido llevar un solo bidón de 650ml, ya que incluso en un día de calor es una cantidad suficiente para mí, teniendo en cuenta que habrá seis avituallamientos (sin contar el de meta). Aunque se espera que en los avituallamientos haya bebidas isotónicas, prefiero utilizar las que uso habitualmente, por lo que me llevaré conmigo cinco sobres de bebida isotónica en polvo para mezclar con el agua. El resto, geles y barritas, también de las que uso habitualmente en los entrenos. En mi caso tengo la suerte de que mi estómago es bastante agradecido y no suelo tener problemas por comer cualquier cosa, por lo que suelo comer bastante en los avituallamientos (aunque no suelo comer en todos ellos) y es normal que al final de una prueba me sobre algún gel o alguna barrita.

Con toda esta información me voy haciendo una idea sobre lo que voy a llevar en la bicicleta, y si he de llevar algún accesorio. En la foto que se puede ver arriba, poco antes de la salida de la edición de 2016, se ve la «configuración» de ese año: dos bidones de 500ml, bolsa pequeña de sillín y una bolsa de cuadro con cierre magnético, muy útil para llevar geles y barritas. Teniendo en cuenta que mi bicicleta lleva pequeños espacios en el cuadro para llevar cámara, bombona de CO2, desmontadores, tronchacadenas y multiherramientas, eso me libera de bastante espacio en los bolsillos del jersey para llevar el móvil y los sobres de bebida isotónica. Hace dos años llevaba dos bidones porque en uno de ellos llevaba solo agua, para tomar los geles, pero ahora llevo geles con un mayor porcentaje de agua y además llevo una concentración de isotónico un poco menor de la estándar (un sobre para 500ml de agua en un bidón de 650ml), en todo caso, ya tengo comprobado por experiencia que mezclar geles y bebida isotónica no me ha dado problemas hasta ahora.
En cuanto a la equipación, casi con toda seguridad iré de corto y me llevaré como máximo unos manguitos y un chaleco muy ligero, y dependiendo de la temperatura a la hora de la salida (8:30h) los usaré o no. Teniendo una subida larga nada más salir de Mediona creo que me van a sobrar las prendas de abrigo.
Después de muchos años utilizando GPS Two Nav para navegar y relojes o computadores Polar para controlar las pulsaciones, este año he cambiado a Garmin. Dado que se trata de un recorrido de ultramaratón MTB que no se halla señalizado más que en lugares puntuales, es obligatorio llevar el track cargado en el ciclocomputador. En mi caso, el Edge 1030 admite dos campos de datos en la pantalla de mapa (aunque se puede cambiar en cualquier momento a otra pantalla de datos si es necesario). He decidido incluir estos dos campos de datos: distancia y pulsaciones (tanto por ciento de la frecuencia cardiaca máxima). La distancia me permite saber a cuánto estoy de los avituallamientos (aunque en este caso no es tan importante pues me conozco la zona), y las pulsaciones ver el nivel de esfuerzo. Garmin tiene un buen sistema de navegación, con alarmas sonoras en los cruces de caminos, que me avisaría aún si estuviese en otra pantalla de datos, pero creo que reducir la cantidad de información a lo más básico es una estrategia que me funciona bien. Ya habrá tiempo de analizar los datos completos de velocidad y potencia a la llegada.
Hoy he hecho el último entreno antes de la carrera, aunque el sábado haré una breve salida de «activación», apenas una hora, con un calentamiento y un solo bloque de intensidad de solo 15′. El domingo será un día importante en la preparación de la Transpyr 2018, será la primera ruta larga que haga desde hace bastante tiempo y tengo curiosidad por ver las sensaciones que tengo durante la prueba. No contemplo que me vaya mal, o al menos que me vaya peor que el año pasado, ¡así que solo espero que vaya bien o muy bien!
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